Hace una semana di un mini taller de fotografía y estilismo culinario y cocina saludable.

Fue un taller esencialmente práctico en el que compartí mi manera de trabajar y luego las participantes pusieron manos a la obra ellas mismas, creando y fotografiando una composición propia.

Sé de varias personas interesadas que al final no pudieron acudir, ya sea porque estaban lejos o porque la fecha no les iba bien, así que decidí hacer un resumen de los puntos más importantes que tratamos en el taller.

La inspiración puede venir de un ingrediente, una receta, una combinación de colores, etc., etc.

Cómo me acerco a la creación de una foto culinaria es uno de los aspectos que más ha cambiado comparando mis inicios fotográficos con el momento en el que estoy ahora. Antes solía cocinar algo rico, y, antes de comer, ojalá sin que se enfriara demasiado la comida, iba a tomar algunas fotos (intentando ignorar las caras impacientes de mi familia). Movía los elementos un poco, tomaba imágenes de distintos ángulos y con diferentes lentes.

Lo que hago ahora en cambio, y que ha elevado mis fotos a otro nivel y por eso mismo he recomendado a las asistentes del taller es lo siguiente:

  • Piensa en las emociones que quieres transmitir y en la historia que quieres contar.
  • No es obligatorio y no hay que hacerlo siempre, pero si se trata de un trabajo importante (siempre si es para un cliente) haz un moodboard (un tablero de pinterest por ejemplo) con fotos que te inspiran para este trabajo. No hace falta que sean de comida. Pueden ser combinaciones de colores, imágenes que transmiten la emoción que buscas o que han capturado la luz de la manera que te interesa para esta foto.
  • Tómate un momento tranquilo para la sesión de fotos. Cuenta con que se enfriará y que la tendrás que recalentar para comerla.
  • Haz un esbozo de las diferentes composiciones que quieres fotografiar (en la práctica siempre cambia y obviamente también es perfecto experimentar un poco sobre la marcha, pero al menos a mí, me ha resultado tremendamente útil para que en la sesión toda fluya).

Es esencial en cualquier tipo de fotografía. En el workshop vimos el setup básico y algunas de sus variaciones para la fotografía culinaria.

Lo más habitual en fotografía culinaria es que la luz venga de una única dirección. Lo más frecuentemente usado es la luz lateral que da volumen y cuerpo a los objetos. Además se usa la luz trasera, especialmente para resaltar brillos en la comida (fotografía de bebida por ejemplo o para que la cobertura de chocolate de un pastel reluzca).

Es muy importante tener en cuenta que la potencia de la luz baja muy rápidamente con la distancia (la ley del cuadrado inverso: a dos unidades de distancia de una fuente de luz tendremos 1/4 de potencia, a 3 unidades de distancia 1/16 de la potencia).

Además distinguimos entre luz dura (sombras marcadas) y luz suave o difusa (el contorno de las sombras es graduado, no muy definido). Fuentes de luz pequeñas resultan en luz dura, mientras que fuentes de luz grande crean una luz suave. No hay luz mala, simplemente la tendremos que manipular para nuestros fines en un momento dado.

Si en un día soleado quiero trabajar con luz suave y difusa, coloco un difusor delante de la ventana (si no tienes un difusor de fotografía, puedes enganchar papel de cocina en la ventana o usar una sábana blanca). Si quiero suavizar las sombras aún más, colocaré un cartón pluma blanco al lado opuesto de mi escena. Si quiero resaltar las sombras, coloco un cartón pluma negro que absorbe la luz. En el taller demostramos cómo un reflector afecta las sombras. Es un buen ejercicio también para estudiar cómo y cuánto los reflectores afectan a nuestro resultado final, y cómo cambian lo que la foto transmite. Especialmente para fotos “dark & moody” también podemos bloquear parte la luz que entra, colocando bloqueadores (cartón pluma, fondos que ahora nos estamos usando, etc.) enfrente de la ventana. Asimismo podemos recortar cartón pluma en piezas más pequeñas y dar por ejemplo extra luz al elemento protagonista de la escena.

Ya he mencionado el tema del mood, pero sin entrar en detalle. El mood hace referencia a las sensaciones y emociones que transmite una foto. En el taller vimos que en fotografía culinaria se distinguen 4 moods:

  • “Bright & Airy” - claro y airoso, imágenes con mucha luz, en general suave, donde predominan los tonos claros (sobretodo en el fondo). Se asocia con una sensación energizante, limpia y alegre.
  • “Bright & Moody” - tonos claros, pero algo más melancólico, normalmente provocado por un uso de sombras más pronunciadas, eventualmente colores algo más apagados, y, a veces, por un aire vintage (que frecuentemente se consigue elevando los negros en la post-producción).
  • “Dark & Moody” - oscuro y melancólico. Hay menos luz en la foto y los fondos son de colores oscuros. A veces puede haber un fuerte contraste entre áreas iluminadas y áreas en sombra (chiaroscuro). Sombras pronunciadas. A veces la parte en sombra de un elemento se funde con el fondo sin transición distinguible.
  • “Dark & Bold” - oscuro e impactante. Uso de fondos oscuros sobretodo para que contraste con la comida. Menos importancia de las sombras. Objetos bien iluminados, frecuentemente con colores vivos.

En el taller repasamos los principales ángulos que se usan en fotografía culinaria y hablamos sobre qué ángulo elegir según la comida que queremos mostrar.

Un ángulo frontal se presta para comidas que tienen una altura como pueden ser un pastel de capas o una pila de panqueques.

El ángulo de 10-25º es parecido al frontal pero muestra al espectador un poco más del volumen de los objetos.

El ángulo de 45º es muy típico ya que es como la visión del comensal sentado en la mesa.

En ángulo cenital se presta para mostrar objetos planos o con toppings interesantes.

Hay que tener el ángulo en cuenta al componer una escena (si es frontal por ejemplo queremos colocar los objetos de menos altura delante). Sin embargo siempre es un buen ejercicio probar con la cámara en mano (antes de colocarla en el trípode) cuál es el ángulo más favorecedor para la comida en juego.




Servirnos de la teoría de color nos ayuda en crear fotos impactantes. Podemos utilizar

  • Colores complementarios (opuestos en la rueda de color, combinaciones rojo-verde, naranja-azul o lila-amarillo)
  • Colores análogos (situados unos al lado de otros en la rueda de color, así como amarillo-verde, azul-lila, amarillo-naranja-rojo, etc.)
  • Monocromático (diferentes tonos de un mismo color)

Puntos importantes a la hora de seleccionar los props (o atrezzo) que repasamos en el taller fueron:

  • Son realmente importantes en fotografía culinaria ya que creamos una escena de 0.
  • La cerámica artesanal es cara, pero estas piezas únicas realmente relucen en las fotos. Vale la pena ir coleccionándolos poco a poco, prestando atención a que sean piezas relativamente neutras para que nos puedan servir en múltiples ocasiones sin que de la impresión que siempre estamos utilizando el mismo plato.
  • Lo que más interesa es que tengan colores neutros (blancos, grises) con un acabado mate para que no quiten protagonismo a la comida.
  • Tendencialmente buscamos vajilla y cubiertos pequeños. Un cubierto demasiado grande puede adquirir más peso del deseado en una escena y queremos que los platos se vean llenos sin una porción sobredimensional de comida. Es un error que cometí al principio y que aprendí con la práctica.
  • Son muy importantes en crear una imagen, pero hay que vigilar que realmente añadan a la escena (que no vayamos añadiendo cosas bonitas sin sentido), a lo que queremos contar y transmitir con la imagen.

Las técnicas de composición son como el esqueleto de la imagen. Bien usados no se perciben como tal, pero resultan en imágenes impactantes. Algunas de las reglas que vimos en el taller y que los participantes pusieron en práctica son:

  • Líneas y formas: buenas imágenes usan líneas y formas de manera interesante. Líneas sirven para guiar la mirada del espectador a través de la imagen. Líneas horizontales sugieren estabilidad, líneas verticales dan una impresión de fuerza. Líneas y formas pueden estar presentes en la comida misma o en los props. Pueden ser negativas o positivas. En el taller un grupo sacó fotos a una focaccia cortada de manera irregular, creando un patrón irregular muy interesante de líneas negativas entre los trozos de focaccia. La repetición de formas da cohesión a una imagen.

Consejo práctico: los cubiertos deberían apuntar a una de las esquinas de la imagen.

  • Regla de ⅔. Consiste en dividir la imagen en 9 partes iguales y colocar los elementos importantes en las intersecciones. Resulta visualmente agradable. Crea tensión dinámica.
  • Capas. Crear capas es una técnica muy útil para dar más interés a una comida plana, añadiendo profundidad y dimensión. Se pueden crear con la misma comida o con los props. En el taller, un grupo creó una composición con un pastel como protagonista y crearon capas de interés a través de una servilleta de lino colocada por debajo del pastel, ingredientes del pastel y decorándolo con frutos rojos y hojas de menta.
  • Regla impares. Números impares suelen resultar más interesantes. Es una regla que favorece el número 3 que a menudo crea la figura geométrica del triángulo. Con tres elementos normalmente disponemos de un centro que nos falta con 4 donde podemos no saber adónde dirigir la mirada. A partir de 5 elementos no hacemos un conteo automático, sino que el cerebro suele hacer una agrupación tipo “varios” o “muchos”.
  • Espacio negativo. Es una técnica que uso mucho en mis imágenes. Consiste en dejar una parte de la imagen libre, lo cual centra la vista en las partes esenciales. Además da una sensación de calma.
  • Desorden natural. Cocinar nunca es un proceso limpio y estéril. Así que para hacer las imágenes más naturales, contar una historia y dar una sensación de inmediatez, es muy útil espolvorear un poco de harina, manchar la cuchara de la mermelada que captamos o dejar unas migas al lado del corte de pastel o pan. Sin embargo este desorden debe ser un poco ordenado, no debe quitar protagonismo a los elementos principales.

Para tener una idea de qué tipo de imágenes te atraen, recomiendo crear un tablero de pinterest con todas aquellas imágenes que te gustan, que te llaman la atención por algo y que encuentras inspiradoras. Después tómate un tiempo para mirar y analizar estas imágenes con detalle. Fíjate en qué colores usan. En cómo es la luz (y las sombras!). En las formas, en los props, el ángulo. El mood y las sensaciones que os transmite. Entrena tu vista para este tipo de cosas.

El factor más importante en encontrar tu estilo es la experiencia. Es crear, disparar y analizar. Una y otra vez. Hasta de se empieza a perfilar un tipo de imagen que reconoces como característico. Hasta que te das cuenta de que en algunas sesiones de fotos pierdes noción de espacio y tiempo. Además un estilo no tiene por qué ser estático, puede estar evolucionando continuamente.

Las fotos pueden ganar muchísimo con la edición, contribuye de manera importante al “factor wow” de una imagen.

Es una parte importante de tener un estilo propio y coherente.

Os dejo un enlace a un vídeo en que os muestro cómo edito una imagen de principio a fin, sin guardarme ningún secreto (en inglés).

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